El tornado gira y gira como un trompo alocado. Produce vientos de hasta 400 kilómetros por hora, los más rápidos y más violentos de la Tierra.

La mayoría de ellos se originan en el centro y sur de Estados Unidos. Ahí, en primavera y principios del verano, se dan las condiciones apropiadas para un tornado. El viento frío y denso del norte choca con otro ligero y caliente procedente del sur. Este último comienza a girar en sentido contrario a las manecillas del reloj hasta que sube por encima del aire frío. 

Unas fuertes corrientes de vientos que soplan a unos 8 km de altura succionan el aire ligero hacia arriba. Muy pronto se forma una línea de oscuras nubes de tormenta. En la parte más baja de la nube, otra nube en forma de embudo aparece y, acompañada de un silbido, llega hasta el suelo. El silbido no tarda en convertirse en un rugido: el del tornado

Al principio, el tornado tiene la forma de un embudo delgado. 1) Mientras el tornado ruge sobre el suelo, succionando polvo y basura, el embudo es cada vez más oscuro, más ancho y más potente. Su centro es como una aspiradora gigantesca. Puede levantar automóviles y hasta vagones de ferrocarril, transportándolos varios centenares de metros. 2) El violento torbellino arranca a pedazos los edificios y a los árboles de cuajo como si fueran cerillos. 3) El tornado actúa en cuestión de segundos, hasta que se va debilitando y desaparece.

Por fortuna, duran menos de una hora y su recorrido comprende no más de unos 32 Km. Se vigila su llegada y se avisa a la población informando de su trayectoria. Mediante el estudio de los tornados, los especialistas esperan encontrar cómo controlar estas potentes tormentas.